Mijail
Nejemievich Tal es el nombre de uno de los más grandes y poco conocidos, campeones
mundiales de ajedrez. Nació en Riga, Letonia en 1936 y se coronó con el título
mundial a los 23 años, todo un record para la época, derrotando a Botvinnik. Su
reinado fue muy corto: desde 1960 hasta 1961. Sus problemas de salud y de
indisciplina, le impidieron un mayor tiempo de reinado.
El
GMI Gligoric narra una anécdota inspiradora sobre Tal. En una ocasión, el campeón
Botvinnik estaba de vacaciones en Letonia, y Mijail Tal siendo todavía un niño,
llegó con su tablero y fichas de ajedrez a la casa veraniega del campeón, con
la ilusa idea de jugar una partida con él. Como resulta evidente, le dijeron
que no sería posible. Años más tarde, en 1960, Mijail Tal, conocido como el
Mago de Riga por su extraordinaria técnica de juego y sus combinaciones
arriesgadas sobre los escaques, ganó su derecho de enfrentar al campeón que de
modo curioso, seguía siendo Botvinnik y lo derrotó por un contundente +6-2=13.
Al año siguiente, perdería el título en el match de revancha, pero su vigencia
se mantuvo durante décadas, ganando importantes torneos, incluso llegó a
derrotar al gran Garry Kasparov, que
había superado su record al coronarse campeón del mundo a los 22 años.
Mijail
Tal revolucionó el juego ciencia antes que Fischer. Cuando apreció en escena en
1953, todo era muy calmado en el mundo del ajedrez. Los grandes maestros se
respetaban en exceso. Si a uno le correspondían las piezas blancas, atacaba, y
si le correspondía las piezas negras, optaba por la defensa hasta esperar un
descuido del oponente y pasar al ataque. La consecuencia era obvia: abundaban
las tablas, y los triunfos y derrotas eran escasos. Entonces, apareció Tal como
una estrella fugaz y cambió todos los patrones del juego y del comportamiento.
Él, atacaba siempre, parecía burlarse de la teoría, lanzaba sacrificios, jugaba
de igual a igual, introdujo la psicología al juego. El resultado fue maravilloso.
Disminuyeron los empates y se elevaron los triunfos y derrotas. El juego del
ajedrez se convirtió en una auténtica batalla y ganó más aficionados.
El
campeón Botvinnik dijo acerca de Tal: “Si Tal aprendiera a programarse a sí
mismo, sería imposible ganarle”.
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