domingo, 9 de abril de 2017

EL MAGO DE RIGA


Mijail Nejemievich Tal es el nombre de uno de los más grandes y poco conocidos, campeones mundiales de ajedrez. Nació en Riga, Letonia en 1936 y se coronó con el título mundial a los 23 años, todo un record para la época, derrotando a Botvinnik. Su reinado fue muy corto: desde 1960 hasta 1961. Sus problemas de salud y de indisciplina, le impidieron un mayor tiempo de reinado.
El GMI Gligoric narra una anécdota inspiradora sobre Tal. En una ocasión, el campeón Botvinnik estaba de vacaciones en Letonia, y Mijail Tal siendo todavía un niño, llegó con su tablero y fichas de ajedrez a la casa veraniega del campeón, con la ilusa idea de jugar una partida con él. Como resulta evidente, le dijeron que no sería posible. Años más tarde, en 1960, Mijail Tal, conocido como el Mago de Riga por su extraordinaria técnica de juego y sus combinaciones arriesgadas sobre los escaques, ganó su derecho de enfrentar al campeón que de modo curioso, seguía siendo Botvinnik y lo derrotó por un contundente +6-2=13. Al año siguiente, perdería el título en el match de revancha, pero su vigencia se mantuvo durante décadas, ganando importantes torneos, incluso llegó a derrotar al gran Garry Kasparov, que  había superado su record al coronarse campeón del mundo a los 22 años.

Mijail Tal revolucionó el juego ciencia antes que Fischer. Cuando apreció en escena en 1953, todo era muy calmado en el mundo del ajedrez. Los grandes maestros se respetaban en exceso. Si a uno le correspondían las piezas blancas, atacaba, y si le correspondía las piezas negras, optaba por la defensa hasta esperar un descuido del oponente y pasar al ataque. La consecuencia era obvia: abundaban las tablas, y los triunfos y derrotas eran escasos. Entonces, apareció Tal como una estrella fugaz y cambió todos los patrones del juego y del comportamiento. Él, atacaba siempre, parecía burlarse de la teoría, lanzaba sacrificios, jugaba de igual a igual, introdujo la psicología al juego. El resultado fue maravilloso. Disminuyeron los empates y se elevaron los triunfos y derrotas. El juego del ajedrez se convirtió en una auténtica batalla y ganó más aficionados.

El campeón Botvinnik dijo acerca de Tal: “Si Tal aprendiera a programarse a sí mismo, sería imposible ganarle”.

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