domingo, 30 de junio de 2019

¿POR QUÉ JUGAR AJEDREZ?


          El ajedrez no es el único juego de estrategia que existe. Sin embargo, es el que capta más la atención. Las piezas simulan una batalla sobre un tablero de 64 casillas llamadas escaques que permiten a los jugadores explorar casi hasta el infinito un número de jugadas que resulta imposible recordar. Esto fascina a muchos, encontrarse ante una situación totalmente nueva que requiere descubrir una solución en absoluta libertad porque el jugador está solo, no tiene auxilio de nadie. El ajedrez no solo es una batalla contra el contendiente de turno, sino que además, es una lucha con uno mismo, con sus miedos, su optimismo o pesimismo, sus prejuicios, su autoconfianza, y triunfar sobre este tipo de batallas, es decir vencer las propias ansiedades representa uno de las situaciones que mayor satisfacción provoca en las personas.


            Es cierto que el ajedrez, también nos ayuda a desarrollar el pensamiento crítico y ese detalle, es peligroso para muchos, sobre todo para las autoridades que gobiernan una sociedad. Se imaginan si les comento que hubo un tiempo en que lo acusaron de ser un juego racista solo porque la partida la iniciaban las piezas blancas. La estupidez es inmensa. Felizmente aquel absurdo no prosperó y el ajedrez continua vigente. Así como los libros que decidimos leer por voluntad propia (no los que nos obligan), evitan que vivamos engañados y nos ayudan a pensar con total autonomía, el ajedrez ayuda en el segundo aspecto, encontrar una jugada para atacar o para defenderse requiere atención, concentración, percepción, memoria, imaginación, pensamiento, es decir todos los procesos mediadores psicológicos existentes, y a esto, le unimos el aspecto estético, porque quiénes conocen algo de ajedrez, saben que sobre el tablero pueden aparecer dibujos de jugadas magistrales y hermosas, el salto de los caballos, la solidez de las torres o la elegancia de la Dama pueden llegar a ser parte de una estrategia producto de la creatividad. Sí, como lo afirmo, uno puede imaginar los movimientos y si el oponente lo permite, ya que él también juega, llevarlos a cabo y soñar con una partida inolvidable. Estética y pensamiento crítico, dos de las distintas cualidades que nos ofrece el ajedrez. La primera solo para admirarla sobre el tablero, en cambio, la segunda muy peligrosa, enseña a pensar al ser humano y qué peligrosa resulta una persona pensante.