No conozco a ninguna persona que
necesite tener una pareja. En cambio, conozco a muchos que desean tener una
pareja, lo cual, es muy diferente. Exacto, hay un gran abismo de diferencia
entre necesitar y desear. Mientras la necesidad se entiende a través de lo
biológico, el deseo se estudia desde lo psicológico. Si no tengo una pareja, a
nivel fisiológico no sucede nada conmigo. Es cierto que en algunas personas,
esta situación afectará su autoestima o los dejará sumidos en la frustración o
en la tristeza, pero todas estos casos se pueden superar con el tiempo, salvo
que surja un trastorno de por medio. Además, la psicopatología siempre es una
excepción de lo contrario, no se definiría como tal.
Una vez establecido que la elección pareja se gesta a través de aspectos psicológicos, paso a un segundo aspecto: la responsabilidad de dicha elección, es decir, que el individuo debe asumir el compromiso de su deseo, hablo de una especie de sintonía entre lo que uno siente y lo que uno hace, y para llevarlo a cabo, lo acepta o no lo acepta. Cualquier inconsistencia a este nivel, propiciará en el futuro conflictos, sobre todo en las aspiraciones que se vivencian como no cumplidas.
Aquí
una de las principales raíces del error en cuestiones de deseo. Escasas
personas saben con nitidez qué es lo que desean con respecto a una pareja.
Generalmente, se tiene una idea vaga o idealizada. En ambos casos, la mala elección
puede llevar a las personas al desastre amoroso. Un ejemplo de ello, son las
relaciones peligrosas. En el primer caso, porque se elige sin darse cuenta del
significado del otro, y en el segundo caso, porque se antepone la fantasía a la
realidad.
Así
que debemos recordar, las personas no necesitamos tener una pareja, deseamos
una pareja. No todos, claro. Muchos prefieren estar solos o solas, pero ese es
otro tema.