viernes, 15 de abril de 2022

EL POR QUÉ DE LA GUERRA

 

A raíz de la invasión de Rusia a Ucrania, lo que ha derivado en una siempre lamentable guerra, la pregunta que intentó responder Einstein en 1932 con varias personalidades de la época, entre ellas Freud, está todavía vigente. El ser humano parece no haber cambiado desde entonces, o sí lo ha hecho ha sido muy poco. Al menos en temas de comportamiento. Tiene escaso valor todo el avance tecnológico si este en lugar de brindar un beneficio, nos lleva a la destrucción.

          En 1932, Europa estaba al borde del colapso. En Italia imperaba el facismo, Alemania estaba a punto de caer en manos de los nazis, en la ex Unión Soviética se imponía un comunismo autoritario, por citar algunos ejemplos. En ese marco caótico, Einstein le escribe una carta a Freud dónde la pregunta ¿Por qué la guerra? Freud, el padre del Psicoanálisis lo pasa mal en ese momento. ha perdido hijos en la Primera Guerra Mundial, y padece de cáncer en la boca. Entonces su respuesta es totalmente pesimista a pesar de que intenta maquillarla. Sostiene que el conflicto que puede alcanzar niveles de violencia es inherente al ser humano.

          Por supuesto que su teoría de las pulsiones puede ser discutida y hasta rechazada, pero lo importante es el intercambio y respeto académico que existe entre estas dos personalidades. Freud piensa que acabar con las guerras es imposible. Para él, lo fundamental es estudiar los procesos de identificación y cómo surge la violencia en el individuo. Einstein se muestra más optimista. Confía en las leyes aunque reconoce que no será suficiente con ellas.


          Los acontecimientos posteriores fueron una muestra del triunfo de la violencia. Es cierto que existieron períodos de paz, pero apenas alcanzaron a ser pequeños intervalos en una larga línea de tiempo. Las guerras están vigentes como en 1932. Lo que sucede en Ucrania solo es la punta del iceberg. Está el caso de Somalia, de Palestina y muchos otros. En psicología, después del Psicoanálisis surgieron diversas teorías que intentaron explicar la violencia, y se ha llegado al punto dónde la teoría sobra. Nos faltan soluciones. 

          La educación no basta, la terapia tampoco, mucho menos la política. Quizá el ser humano sea un error evolutivo como sostuvo Tinbergen, y se termine auto aniquilando si no se adoptan medidas drásticas como predijo Hawking. Nuestro futuro es incierto. ¿La violencia o la vida? Es el momento de decidir.