sábado, 22 de julio de 2017

EN EL ESPACIO NADIE PUEDE OÍR TUS GRITOS


El título del artículo pertenece a la frase utilizada  en el tráiler publicitario de “Alien, el octavo pasajero” de 1979, conocido como el primer filme de terror de ciencia ficción. Recuerdo haber visto la película de niño y todavía permanece grabada en mi memoria como una estampa, la escena donde el oficial Kane, interpretado por John Hurt, muere de un modo impresionante delante de sus compañeros durante la comida en la nave Nostromo. Así nace Alien, y desde el primer momento, es terrorífico. Pronto, comenzará a matar a toda la tripulación como un animal sanguinario, y a la vez, con una inteligencia superior a la humana.


            Alien se convirtió en ícono del miedo. Fue el temido “cuco” convertido en realidad, podía estar escondido en cualquier parte y atacar de improviso amparado en la oscuridad y la absoluta soledad del espacio. Uno a uno, los tripulantes de la nave Nostromo se convertirán en sus víctimas, porque Alien, no se detiene, seguirá matando y parece su único destino, el destino que le otorga el director Scott para mantener al espectador pegado en la butaca. Angustia y sadismo combinados, fueron el sello que nos legó esta despiadada criatura. Las secuelas, hasta la reciente Alien covenant, perdieron aquella sensación de miedo. Era predecible, la sorpresa estaba perdida. Quizá hasta el segundo filme, se mantuvo el suspenso y el miedo. Después, se intentó recurrir a complicaciones en la historia y a pesar del avance de los efectos visuales, gracias a la tecnología, ya no fue lo mismo.


            El suspenso y el miedo de Alien escondido y corriendo por la nave Nostromo en busca de una nueva víctima, fue insuperable. Mi memoria, así lo recuerda.