domingo, 18 de octubre de 2015

KUNDERA Y LA REPÚBLICA CHECA


En la década del 50, la República Checa, todavía mantenía el nombre de Checoslovaquia, así como la influencia de la ideología socialista soviética que se mantuvo durante varios  décadas más. Influencia plasmada en el control de las instituciones, y por consiguiente, también sobre el arte. Recién en 1963, este país europeo inicia sus pasos hacia la libertad política. Los escritores confinados al silencio durante años, ven la oportunidad de expresar sus ideas, y traspasan la barrera de oriente y su obra comienza a ser reconocida lejos de las barreras impuestas por la censura socialista.

            En este contexto, destaca la notable figura de Milan Kundera al desenmascarar la realidad abusiva del stalinismo con la novela “La broma”, publicada en 1967, donde narra la historia de Ludvick, un estudiante universitario, que envía a una compañera de clase una tarjeta donde se burla del optimismo ideológico de la época, y sufre las consecuencias grotescas de ello. De este modo, eligiendo una situación en apariencia trivial, Kundera brinda al mundo lo absurdo de una sociedad regida por ideologías autoritarias que no permiten discusión alguna.


            Al año siguiente, en 1968, los rusos invaden Praga, y muchos autores son sometidos a la censura. Esto obliga a Kundera a emigrar a París, ciudad donde escribirá sus mejores obras, implementando un estilo particular combinando la ficción con el ensayo filosófico. En París, escribirá quizá su mejor novela: “La insoportable levedad del ser”, una historia de amor que inicia a modo de texto filosófico, para luego trasladar al lector a un mundo de celos, traiciones y muerte, capaces de conmover hasta la personalidad más rígida. La obra nos revela las fragilidades de las personas que parecen destinadas al sufrimiento, pero a diferencia de la tragedia griega, es un destino buscado por las propias parejas. Toda una paradoja. Un destino que lleva a una dramática reflexión: la levedad de la propia existencia.