Vivir consciente
de nuestra existencia requiere encontrar un significado a nuestra vida, significa descubrir cuando es
el momento de avanzar, cuando hacer una pausa o cuando detenerse y cambiar de
intención o meta porque la que perseguimos no nos conduce a ningún lado. Vivir
de modo consciente significa encontrar equilibrio y aceptar la ambivalencia de
nuestra existencia y esto, solo se logra como resultado de un largo desarrollo
producto de una gama de experiencias en el mundo.
La tarea más
importante en la educación de un individuo es ayudarle a encontrar un sentido a
su vida, ya que durante su desarrollo comenzará a obtener una mayor compresión
de sí mismo (expandiéndose de los límites su existencia) y, por tanto, de los
demás, relacionándose con ellos de un modo mutuamente satisfactorio y lleno de
significado, solo así será capaz de contribuir a su entorno.
Para guiar nuestra
propia vida se debe desarrollar recursos propios para que las emociones, la
imaginación y el intelecto se apoyen y enriquezcan mutuamente. El sentido en la
vida de una persona está determinado en un inicio por el impacto de los padres
y la herencia cultural; aquí la literatura cobra gran importancia ya que no
solo aporta información sino formación. Sin embargo, debemos tener cuidado
porque existen libros que pretenden desarrollar la personalidad del niño, así
como enseñar reglas, cayendo en la superficialidad pues no toman en cuenta el
profundo significado de la existencia (Bettelheim, 1988).
El significado de
una historia se encuentra en su origen, comenzando indudablemente por quién la
escribe. La raíz de las historias es la experiencia de quien las inventa,
siempre y cuando no se trate de una simple biografía del autor, aquellas
experiencias solo conforman el punto inicial para la ficción, por lo tanto la
obra también nos dice mucho del autor, en base a los temas seleccionados para
su desarrollo. Según Vargas Llosa (1997), las situaciones que se imponen a un
escritor, son aquellas que se refieren a esa disidencia con la vida real, a esa
rebeldía a aceptar el mundo tal como es, que lo incita a desafiar al mundo real
y sustituirlo por la ficción. Cada individuo al ser único y diferente, escribe
de acuerdo a sus propios contenidos, algunos elegirán el amor, otros la muerte
o la soledad, pero sea cualquiera el tema elegido nos brindará un indicador
precisamente de aquellos contenidos que conforman la personalidad del autor.
Después de leer un
libro, ya no somos los mismos. Si el autor logró convencernos, nos trasladamos
gustosos al mundo de la ficción, del cual salimos enriquecidos, con nuevas emociones
y experiencias, y quizá al entender el significado de la vida de los personajes
que compartieron sus vivencias con nosotros, incorporemos un significado propio,
que nos ayude a convertirnos cada día en mejores seres humanos, un significado
a nuestra existencia.