lunes, 4 de febrero de 2013

UN NUEVO VIAJE POR LA DIVINA COMEDIA Y EL APORTE DE CHIAPPO




        Todos descendemos al infierno alguna vez en nuestra vida. Basta mirar hacia nuestro pasado, y listo, la memoria se encargará de recordarnos aquella amarga experiencia vivida. Gracias a Dios o a la casualidad o a nuestra propia proactividad, en caso de ser ateos, siempre tenemos la posibilidad de retornar al paraíso. Todos somos testigos de cómo un amor perdido destruye al enamorado, lo paraliza hasta transportarlo al infierno del abandono y la soledad; y vemos también, como luego de un tiempo, es rescatado de las penurias que ceden su lugar a la alegría al encontrar un nuevo amor. Podemos decir incluso, que su retorno al cielo, se produce sin pasar por el purgatorio. El purgatorio vendrá después dirán algunos.

¿Por qué ofrecer ejemplos de amor si el tema es otro? Se preguntaran algunos. Así como Dickens, el célebre escritor inglés, confesó haberse enamorado de la Caperucita Roja en su niñez. Difícil no enamorarse de ella, ingenuidad y a la vez, posibilidad de error. Pienso que la mayoría nos hemos enamorado de algún personaje literario en alguna ocasión. Lo mismo le sucedió al doctor Leopoldo Chiappo, no con un personaje, sino con una obra: La divina comedia. Sus estudios al respecto, le abrieron las puertas a la Sociedad Americana de Dante fundada en 1981 en la Universidad de Harvard.

Al doctor Chiappo le fascinaba la Divina Comedia de Dante, pero escribió mayores estudios acerca del infierno. Es suficiente citar el título de uno de sus libros más significativos: “Dante y la psicología del infierno”, para darnos cuenta de ello.

¿Por qué el infierno atrae más que el paraíso? Y no solo me refiero a la obra de Dante, sino a lo acontecido en nuestra vida cotidiana. “Nuestro siglo, es el siglo de la violencia y de la muerte, en todas partes”. Nos anuncia Chiappo en la introducción de su obra. Utiliza estas palabras para sustentar la vigencia de Dante en nuestros días. En su opinión, solo cambian los escenarios y los actores, los argumentos y los temas, pero en esencia la historia humana de dolor y destrucción continua repitiéndose con cada vez menos esperanza. Una compulsión a la repetición freudiana. Sabemos que lo prohibido, a lo cual siempre se liga lo malo, captura el interés, aunque no alcance a convertirse en pauta, de casi cualquier persona. ¿Por qué lo tanático nos congrega con mayor fuerza que lo vital? Un velorio, un sepelio llaman más la atención y congregan más personas que una fiesta. ¿Acaso la destrucción forma parte de nuestra naturaleza? Es cierto que la capacidad de razonamiento nos permite tomar decisiones, y al hacerlo podemos equivocarnos y destruirnos o destruir al otro, pero este no es el caso. Estamos hablando de intencionalidad. Para Chiappo, la Comedia de Dante es un espejo ante el cual, los seres humanos podemos vernos tal y como somos: “unos animales nobles en riesgo de envilecernos”. Somos individuos que pudiendo acceder al paraíso, escogemos en muchas ocasiones el infierno. Sucede que el infierno es más interesante, opinarán algunos.

La Divina comedia comienza presentando al poeta Dante convertido en un personaje, perdido en una selva, alegoría del pecado. Él inicia un trayecto compuesto por tres instancias básicas: el Infierno, el Purgatorio, el Cielo. Cada una de ellas se divide a la vez, en distintos ambientes: círculos, cornisas, cielos.

            En el portal del infierno se encuentra un mensaje que resume su fuerza en la última idea: Oh vosotros, los que entráis, abandonad toda esperanza. Anuncia nihilista, sin duda. De allí en adelante, el camino por el infierno está compuesto por nueve círculos.

            Para acceder al Purgatorio se debe recorrer una instancia llamada Antepurgatorio, compuesta por cornisas y valles. El camino que se recorre en el Purgatorio consta de siete cornisas donde se pugnan penas como la soberbia, la envidia, la ira, la pereza, la avaricia, la gula, la lujuria. Finalmente, se accede al Paraíso terrenal, previo al cielo.

            El Cielo está compuesto por nueve instancias llamadas cielos y el Empíreo, donde se encuentra la Rosa Cándida, sitio de los bienaventurados, los ángeles, la Virgen y Dios.

            Como personaje principal, Dante que, a pesar de estar vivo y ser consciente de ello, transita los diferentes recintos de los muertos. Dante inicia su viaje al encontrarse perdido en el medio del camino de la vida. Esta confusión simbolizada además por el acoso de tres fieras (lujuria, soberbia y avaricia), lo arrojan al portal del infierno donde inicia su recorrido acompañado por Virgilio (símbolo de la razón y sabiduría) y, a partir del cielo, acompañado por Beatriz (símbolo de la fe). La impresión de lo observado y de las sensaciones experimentadas en este viaje por el personaje, son relatados de modo directo o a través, de diálogos. La obra nos muestra vivencias humanas como la confusión, temores, admiración, sorpresa, fastidios, tranquilidad entre otras. Recordemos: cada uno escribe desde sus contenidos, y elige sus preferencias desde los mismos.

            A partir de su lectura, Chiappo nos ofrece un análisis acerca del proceso dinámico de la vida humana, cuyo fin es la liberación, pero desde su contraparte: la infiernización de la vida. Describe el infierno de Dante como un estado de incesante cautiverio de la conciencia, que a medida que se baja de círculo en círculo, se hace cada vez más constrictivo hasta la inmovilidad congelada de los traidores atrapados: Judas, Bruto y Casio, en las mandíbulas del propio Lucifer, el cual aparece con tres rostros a las tres razas conocidas en aquella época. La infiernización es la deshumanización del hombre, la cual se caracteriza por los siguientes rasgos: cerrazón, enclavación, programación, desamor e insignificancia. Dentro de este panorama variado de cada círculo, Chiappo nos explica que los individuos han quedado fijados psíquicamente y capturados en una misma situación: el martirio. Al perder su libertad, desaparece todo proyecto de vida.

            Algunos Dantólogos señalan un aparente error de Dante, con el traidor Casio, referido a su contextura física que no corresponde a la realidad. Chiappo le dedica parte de un capítulo de su obra a este tema. A mi criterio el tema de Casio no representa un problema y mucho menos un error, debido a que La comedia es una obra de ficción, y la literatura define a la ficción como una fantasía que ofrece la opinión del autor. Según este criterio todo escritor tiene absoluta licencia para colocar en sus textos lo que desee. Solo debe tratar de ser verosímil.

            Si en el infierno encontramos la deshumanización del hombre, es en el purgatorio y en el paraíso donde surgen las metáforas de la vida humana en crecimiento. Según Chiappo, el sufrimiento debe ser integrado a la plenitud como una forma más completa y profunda de entender al hombre y la sociedad desde el estudio de La comedia.

sábado, 2 de febrero de 2013

Valoración de la imagen del Perú como nación (Fragmento)

La historia de las naciones está plagada de ambivalencias. Períodos de grandeza vienen seguidos de etapas críticas y viceversa. El Perú no es la excepción. Al próspero período del guano de las islas, le siguió el desastre de la Guerra del Pacífico. Luego de diversos gobiernos dictatoriales, por fin parece haberse establecido una civilizada democracia. ¿Por qué entonces el peruano tiende a centrarse en aquellos aspectos poco favorables del país? Esta imagen contraproducente del país debería cambiar.

Una de las representaciones más significativas del Perú, la ofrece Vargas Llosa en su novela Conversación en La Catedral: ¿Cuándo se jodió el Perú? Interrogante que parece plasmar como una tragedia griega el destino del país. A pesar, que una encuesta de Imasen publicada en el diario La República en Julio del 2012, donde se sostiene que el nivel de autoestima se ha elevado en los peruanos, la actitud de la población hacia el país no cambia. Su percepción desfavorable continúa, porque el nivel de autoestima es un factor individual y la imagen del Perú es un arquetipo compartido y desarrollado a lo largo de la historia. Esta imagen adversa del Perú debe cambiarse de lo contrario el peruano continuará evadiendo el compromiso con el progreso de su nación al no existir el sentimiento de pertenecía al grupo, ingresando en un círculo vicioso donde la mayoría se resigna o termina huyendo, dando como resultado que el Perú que añoramos, donde primen los valores y la honestidad todavía se encuentre lejano.
(.....)
El Perú es una suma de ambivalencias. El Perú es un poema extraordinario de Vallejo y la usura de Esparza Zañartu; es Grau rescatando al enemigo chileno de las aguas y la mediocridad de las autoridades corruptas. Todo ello representa el Perú, no podemos dividirlo, no podemos escindirlo a pesar de nuestro deseo y negar la existencia de sus períodos nefastos. Sin embargo, lo que sí es posible, es combatir la percepción errónea que distorsiona los sucesos de nuestra historia, revalorando a nuestros héroes, dejando de responsabilizar a los conquistadores españoles por nuestras propias falencias y brindándole una real dimensión al aporte de la cultura indígena, y una de las formas de lograrlo, es combatiendo nuestra propia imagen alejada de la excelencia y cercana a las aspiraciones medianas. No es posible cambiar el pasado, pero sí es posible aprender y elaborar los acontecimientos para no incidir en lo negativo, y dirigir nuestra mirada hacia el porvenir. Es el momento de comprender, pero sobre todo de sentir que el Perú ha sido y es un gran país, debemos cambiar la imagen desfavorable de nuestro país, porque solo así, sus habitantes dejarán la apatía y se escandalizarán ante la corrupción, solo así el individuo será capaz de apostar y creer en el progreso por una razón a todas luces válida, el peruano y el Perú se lo merecen.

(El artìculo completo forma parte de futuro libro de temas miselàneos).