jueves, 29 de marzo de 2012

La voz de las horas oscuras

Este mes de Febrero conocí a Bruno Nassi Peric en un taller de narrativa organizado por el gurpo cultural Arkabas, así lleg´´o a mis manos su novela "La voz de las horas oscuras", grato descubrimiento, una historia interesante que nos muestra aspectos muy humanos como la violencia y el amor.
Al respecto d ela novela, el critico literario Gonzáles Vigil dice:
"Un nuevo nrrador a considerar: Bruno Nassi Peric. Posee el instinto para armar tramas con la complicidad del lector, ensamblando habilmente episodios, dosificando la intriga, mediante variados recursos expresivvos".
Los invito a leerla.

viernes, 2 de marzo de 2012

Ya Salió ¿Te queda un poco de café?

Los desencuentros de pareja, el destino, el peso de lo social, la soledad, la resignación, el escepticismo, las pequeñas derrotas en la vida cotidiana, los conflictos personales, constituyen el universo urbano que Fernando Espíritu nos ofrece en este nuevo conjunto de cuentos, desde una visión desencantada, algo melancólica, pero definitivamente muy nuestra.
Roberto Reyes.


jueves, 1 de marzo de 2012

MEDIANÍA LITERARIA

Conocí a Oswaldo Reynoso a inicios de la década del dos mil. Dictaba clases sobre test psicológicos en la Universidad Federico Villarreal, cuando una mañana al llegar a la Facultad de Psicología, encontré a Oswaldo siendo presentado como el nuevo docente del curso de lenguaje, por el decano de turno. Fue una grata sorpresa. Creo que la mayoría de los miembros de mi generación hemos leído sus cuentos en el colegio. Imposible olvidar a "Colorete" y "Cara de ángel". Cuando días después comenté la buena noticia con mis alumnos, tuve la primera gran decepción. La mayoría de los jóvenes estudiantes universitarios y futuros profesionales, no tenían la menor idea de quién era Oswaldo Reynoso. La segunda decepción, fue que muchos colegas tampoco lo conocían o no habían leído su obra. Durante su estancia en la universidad tuve la fortuna de conversar y sobre todo aprender de él como maestro. Le entregué mi libro Qué saben los ajedrecistas de mujeres y aceptó ser uno de los presentadores. Conocerlo fue una grata experiencia. Al cabo de unos años, las nuevas autoridades no le renovaron el contrato y la universidad perdió a un excelente catedrático.

Unos tres años después, lo encontré firmando sus textos en la Feria del libro, ubicada aquel año en Jesús María. Paseaba con mi esposa mirando los stands cuando lo vi sentado a unos pocos metros de uno de los auditorios donde se presentaba un libro de autoayuda escrito por una señora muy conocida gracias a la prensa, especialista en buenos modales. Como se imaginaran el auditorio estaba repleto. Cuando nos acercamos a la mesa donde estaba Oswaldo, un par de jóvenes se despedían llevando sus libros firmados. Me reconoció, le presenté a mi esposa y lamenté su salida de la universidad. Me preguntó si seguía escribiendo. Le respondí que sí y que pronto saldría editado mi nuevo libro. Luego, tuvo la gentileza de firmar dos libros (uno para mi esposa y el otro para mí), el clásico "Los inocentes" y su nuevo título "El goce de la piel". Al momento de leer la dedicatoria, la emoción me embargó: "Para Fernando con la amistad de su colega Oswaldo". Hasta aquel instante, nunca me había considerado escritor. Quizá todavía no lo sea, pero aquella dedicatoria me proporcionó algo de ilusión. Recuerdo el comentario de mi esposa luego de despedirnos: "Para ese libro de autoayuda que ni siquiera está escrito por una especialista, el auditorio está lleno, y para la firma de la obra de Reynoso, apenas cuatro gatos". Lamentablemente, tenía razón.

Con algo de esperanza alcancé a observar, cuando ya nos retirábamos, que un par de jóvenes se había acercado a Oswaldo para adquirir sus libros. Sin duda la medianía de nuestro entorno cultural nos absorbe más cada día. Depende de nosotros ser vencidos o no.